Al preguntarle a varios residentes de primer año de patología el por qué escogieron esta especialidad, muchos responden que es porque no les gusta la clínica, o que no les gusta el trato con pacientes, y escogen patología sin saber bien de qué trata la especialidad, pensando que es un área fácil, que no hay que hacer guardias, que está tranquilo, que no hay urgencias, y pienso que no podría haber más error en estos motivos.
En lo personal desde el primer año de la carrera de medicina, me “topé” con esta especialidad, y desde entonces decidí que querría ser patóloga, esta historia ya se la he contado a muchos, y tal vez algún día llegue el momento de desglosarla en este medio.
El trato con los pacientes es, a veces agotador, sin embargo, te brinda la satisfacción inmediata de atender una dolencia, muchas veces de resolverla, otras tantas al ir haciendo curaciones ver una evolución positiva, o en otras tantas un desenlace fatal.
La gratitud de los pacientes o padecientes como quizá fuera más adecuado llamarles, es también alimento para el alma del médico. ¿Quién no se ha sentido triunfador después de curar a un ser humano?, a ¿quién no le ha crecido el ego, al ver que por su acción mejora la vida del prójimo?, acaso ¿no es en estos momentos en los que te das cuenta que todas las desveladas estudiando, o bien de guardia, corriendo de un lado a otro, han valido la pena?, has resuelto un problema, has visto salir del hospital a quien antes estaba en cama. Te has convertido en médico, te has convertido en héroe, aunque sea a veces por un día, o por sólo una persona, pero por ella, todo vale la pena.
Sin embargo, al entrar a la residencia de anatomía patológica, todo aquello que te era conocido como médico, desaparece, te enfrentarás quizá por primera vez a estar ante un microscopio, muchas horas, concentrado, recordando histología, reconociendo lo que es normal, distinguirlo de lo que no lo es, y buscar las posibles causas de la enfermedad, los diagnósticos diferenciales, el diagnóstico preciso.
Habrá que decir adiós a los paseos por los pisos del hospital, adiós a pensar en el señor de la cama 403 con pie diabético, o la señora de la cama 205 que está a punto de entrar en trabajo de parto, ya no visitarás a los niños en la unidad de cuidados especiales. No tendrás que hacer ingresos, ni historias clínicas, no saludarás a tus pacientes durante el pase de visita, ni les preguntarás como pasaron la noche, no tendrás que hacer más notas de evolución.
Estarás en un departamento de patología, con tus piezas, con tus laminillas, estudiando, estudiando, estudiando, y al llegar a tus sesiones cotidianas parecerá tantas veces que no has estudiado nada, te preguntarán lo que no imaginabas, el párrafo que no alcanzaste a leer, o el artículo que no pudiste bajar de la red. Preguntas sobre enfermedades que sabes que existen, como el “cáncer de mama”, pero que no sabes cómo responder, y aún preguntas sobre entidades que no tenías idea que pudieran existir, como el “síndrome del histiocito azul marino”.
Estudiando, estudiando, y estudiando más, revisando casos, uno tras otro, tras otro, tras otro con toda tu atención en la morfología. ¿Es una lesión neoplásica o no?, ¿cómo es su estroma?, ¿Qué patrón de crecimiento tiene?, ¿es benigna o maligna?, ¿cuál es el pronóstico de la enfermedad?, etc.
Y en este mar de preguntas constantes, puede ser fácil para el patólogo en formación olvidarse del paciente, llegar a pensar en los casos, como “simples” laminillas, como números o como retos diagnósticos, pensar en las laminillas como objetivo de sesiones, de preguntas, e incluso algunas veces de regaños por parte de los adscritos.
Puede llegar a pensarse que la laminilla es un trozo de vidrio, sin embargo, ese “trozo de vidrio”, no es tal, esa laminilla representa a un ser humano, acosado por una enfermedad, aunque no tenga sentido saludarle, ni preguntarle ¿cómo está?, cada laminilla es en realidad un ser humano, que está esperando tantas veces sin saberlo, que el patólogo, el “Sherlock Holmes” de la medicina, estudie su caso y establezca un diagnóstico.
La conclusión del patólogo será la “sentencia” del paciente, a veces positiva, otras tantas, adversa. El reporte histopatológico completo, deberá llevar a nuestros pacientes por el mejor camino, estableciendo además del diagnóstico, los factores pronósticos esenciales para cada entidad.
Los patólogos sí, que vemos pacientes, cada caso es un ser humano, debemos de conocer más clínica que cualquier clínico, debemos extraer los datos que sean necesarios ya sea de la solicitud, de la entrevista con el médico tratante, durante alguna sesión hospitalaria, durante un comité de tumores, etc. Porque el diagnóstico que emitiremos repercutirá de manera inmediata sobre otro ser humano.
Así que no, la anatomía patológica, no debe considerarse jamás una especialidad fácil, en la que los médicos se sientan a platicar y a tomar café.
La anatomía patológica requiere de estudio constante, de revisión constante, de disciplina, e integración de datos macroscópicos, microscópicos, clínicos, etc. Una especialidad compleja, que parece esconderse tras bambalinas, y que sin embargo emite luz cuando nos acercamos a la verdad sobre una enfermedad.
Dra. Raquel Valencia-Cedillo
Coordinación de Patólogos Jóvenes SLAP
Me parece excelente el articulo y tristemente es una cruda realidad, sobre lo que muchas personas aún no manejan que involucra nuestra labor como patólogos, muchos han llegado a pensar que uno es meramente un morfólogo, otros piensan incluso que ni siquiera somos médicos y lo último que viví en carne propia fue cuando una joven estudiante de medicina me refirió que deseaba estudiar patologia, en ese momento claro que mi rostro se iluminó de felicidad al escuchar eso, pero luego cuando le pregunté el motivo de preferencia a esta especialidad, ella me contestó: – porque los patólogos no prescriben medicamentos y ella no le gustaba la farmacología. En ese pequeño instante no sabía si llorar o reír de tal disparate…pero luego reflexioné y pensé: será que los docentes que tenemos la oportunidad de enseñar esta noble asignatura de patologia en las facultades de medicina u odontología, no imprimos el estímulo, interés e información suficiente para que se enamoren de esta especialidad…de alguna manera los que hemos decidido estudiarla llevará un amor personal o nexo por algún familiar quizás o porque tuvimos grandes maestros en la facultad que nos deleitaban con sus lecciones y filminas de casos interesantes, así me sucedió a mi, tuve la dicha y el honor de tener a un ser que me inspiró: mi abuelo: Dr. Uriel Guevara Guerrero q.e.p.d.
De verdad que gusto el encontrar este articulo, muchas gracias Dra.Valencia
La Dra. Raquel ha tocado un tópico que vale la pena ser revisado por los que participamos en la formación del recurso en medicina y especialmente en patología. Se está perdiendo la interacción entre el paciente y el médico, éstos pretenden que los exámenes de última generación le emitan los diagnóstico y están pasando por alto aspectos tan elementales como la anatomía, la histología, la fisiología y su integración con la semiología y el examen físico, para finalmente tener una aproximación diagnóstica, que motive exámenes complementarios. En patología está pasando algo similar, no solo se está desaprovechando la información que se obtiene de la historia clínica y que es necesaria para el proceso, (que dicho sea de paso es muy pobre en la mayoría de los casos, lo que obliga contactar al médico y/o al paciente), sino que se descuida algunas veces la buena revisión macroscópica, selección adecuada de los cortes representativos de la lesión y una buena H&E. En muchos casos no se hace una juicioso análisis e integración de todos estos aspectos para construir un posible diagnóstico y por el contrario se pasa de una vez a la inmunohistoquímica, que si bien es cierto es de gran ayuda a la luz de la patología de hoy, puede en muchas situaciones crear confusión. De tal manera que es la integración de la hisitoria clínica, la macroscopía, el análisis microscópico, la inmunohistoquímica, en los casos necesarios el estudio molecular y el gran compromiso del MÉDICO PATÓLOGO, lo que permitirá llegar a un diagnóstico y dejar ver la importancia de nuestra especialidad en beneficio del paciente para su adecuado manejo por parte de las otras especialidades médicas, que en algunos casos subestiman la función del patólogo, de lo cual algunos somos responsables.
Una buena noche.
Gustavo Matute Turizo
MD. Medellín Colombia.
En mi experiencia,yo no podía estar mas equivocada y a la vez haber acertado con tanto éxito. Mis razones para elegir patología hace 3 años estaban relacionadas con el deseo de una vida fácil. Mi vida es tranquila pero no fácil y eso es lo que mas me gusta. Pasar horas frente al microscopio, disfruntando de mi «soledad» (con tanta célula y tanto autor de libro especializado nunca se está realmente solo) «espiando células» «viéndolas in fraganti» es toda una experiencia de la cual me siento dichosa de poder presenciar. No sólo veo pacientes si no que veo de que están hechos.
Ha sido un placer leerla Doctora Valencia. Saludos