“El Síndrome Impostor” o la cara opuesta de la moneda….
Recientemente leí un artículo publicado en The New Ingland Journal of Medicine, escrito por la Dra. Suzanne Koven, M.D. (N Engl J Med 2017; 376:1907-1909) titulado “Carta a una joven doctora”
En el que hace referencia a varios temas, uno de ellos se refiere a una dinámica en la que internos “salientes” y “entrantes” hacen cartas, los primeros sobre sus experiencias y lo aprendido durante el año, y los segundos sobre sus expectativas, dudas, ansiedades, etc. Y lo enriquecedor que puede llegar a ser, sobre todo para los médicos novatos, este compartir de ideas.
También habla sobre la medicina y el “sexismo”, o la discriminación que podemos vivir las mujeres médicos, por la simple razón de ser mujeres, en un mundo liderado aún por hombres.
Pero lo que más llamó mi atención fue su referencia al “Síndrome del Impostor”, término acuñado por las psicólogas clínicas Pauline Clance y Suzanne Imes en 1978, que hace referencia a un síndrome psicológico en el que la gente es incapaz de internalizar sus logros.
“A pesar de las evidencias externas de su competencia, aquellos con el síndrome permanecen convencidos de que son un fraude y no merecen el éxito que han conseguido. Las pruebas de éxito son rechazadas como pura suerte, coincidencia o como el resultado de hacer pensar a otros que son más inteligentes y competentes de lo que ellos creen ser.”
La Dra. Koven hace referencia de su experiencia clínica y de tantas veces que sintió que no daba suficiente por sus pacientes, y sus esfuerzos por superar esto a través del estudio. Lo cual menciona le dio por supuesto herramientas para ser mejor médico, pero no herramientas para creer ser mejor médico, lo que le impedía además ver otras cualidades en ella, como su buen trato, personalidad, etc. que marcaban también una diferencia para sus pacientes.
Me pregunto, ¿cuántos de nosotros hemos tenido esa sensación?, el miedo creciente de cometer un error diagnóstico, que sólo se ve aumentado, después de enterarse que ya has cometido un error.
Desafortunadamente en patología, no se equivoca el que no diagnóstica. El estudio constante, la revisión de criterios, la integración de la morfología con los datos clínicos del paciente, el formar parte de comités multidisciplinarios, asistir a congresos, seminarios, etc., nos ayuda a fortalecer nuestros conceptos y ser mejores médicos, mejores patólogos, mejores diagnosticadores, pero no nos exime del error, y mucho menos de “creer” constantemente o de temer que vamos a cometer un error.
El formar equipos entre patólogos, consultar casos con colegas, sesionarlos, nos ayuda a validar nuestros conocimientos. Es importante muchas veces recibir el famoso “apoyo moral” al consultar un caso. Nos ayuda a reivindicarnos con nosotros mismos, el saber que existe adecuada correlación interobservador.
¡¡¡Alerta!!!, considero este síndrome es muy peligroso para el patólogo, el miedo a cometer errores, puede acabar con nuestras carreras, pero y ¿Qué hay del otro lado de la moneda?
“El efecto Dunning-Kruger es un sesgo cognitivo, según el cual los individuos con escasa habilidad o conocimientos sufren de un sentimiento de superioridad ilusorio, considerándose más inteligentes que otras personas más preparadas, midiendo incorrectamente su habilidad por encima de lo real.”
Mucho más peligroso para nuestra profesión, el llegar a pensar que lo sabemos todo, que no hay más por aprender, nos hará inmediatamente caer en el error.
Es importante, desde mi punto de vista, transmitir a nuestros residentes, que tres años de residencia no son suficientes para aprenderlo todo en patología, pero tampoco lo son 5 años, ni diez, y que no tienen que preocuparse exageradamente por tratar de abarcar todos los conocimientos durante su residencia, sino lo más importante es aprender a hacer flujogramas e ir resolviendo los casos de formas inicialmente sencillas por ejemplo: “¿el tejido es representativo o no?, si la respuesta es sí, ¿es neoplásico?, si la respuesta es sí, ¿la neoplasia es benigna o maligna?, ¿Qué estirpe tiene la neoplasia, es epitelial, mesenquimatosa, hematopoyética?” y basados en este cuestionario inicial podremos ir sabiendo donde buscar la respuesta, el diagnóstico preciso para el caso en cuestión.
¿Es este un método infalible? De ninguna manera, pero sin duda facilita el camino, durante el abordaje diagnóstico. Repito constantemente a los muchachos, el día que no necesites buscar ningún diagnóstico en un libro, en un artículo, etc. ese día cometerás un error.
Por otro lado, debemos tomar en cuenta lo que con frecuencia nos mencione el Dr. Santiago-Payán, “hay que cuidarse de los casos “fáciles”, esos casos los podemos subestimar y cometer un error con mayor frecuencia, que aquellos casos que por su complejidad nos hacen estudiar hasta el fondo”.
Para terminar, no hay que olvidar que somos humanos y errar es parte de nuestra naturaleza, somos médicos, y somos profesionales, por lo que debemos capacitarnos, y esforzarnos por cada día dar lo mejor para nuestros pacientes, sin dejar de creer en que estamos preparados para enfrentar y disfrutar el día a día nuestra profesión.
Dra. Raquel Valencia-Cedillo
Coordinación de Patólogos Jóvenes SLAP
Excelente. A nuestros patólogos junior también les inducimos a no hacer malabares diagnósticos, a buscar siempre contestar la pregunta del clínico, leer o revisar lo macroscópico y a solicitar información si no es suficiente. Además, usamos un sistema de revisión administrativa y de patología redundante. Con el tiempo aaprende uno que hay que tener la mansedumbre de la paloma y la astucia de la serpiente. Gracias.
Excelente comentario.
Agrego que en algunos de nuestros países (en mi caso Panamá) está aumentando «la alerta y el desasosiego» entre los colegas y más aún los que aspiran a la especialidad cuando se gesta en las administraciones «leyes de mala práctica» que por la manera en que están formuladas más parecen un atentado contra la práctica médica que una manera de mejorar las condiciones de la misma.
Como menciona nadie está exento del error, pero no podemos vivir practicando con este miedo. Saludos y gracias.
Ni se diga
Excelente articulo.