Espiritualidad y Medicina (una reflexión agnóstica)
Hace poco me enteré de que existe una segunda Piedad de Miguel Ángel, con ella me topé mientras admiraba las obras que alberga el maravilloso Castillo Sforzesco de Milán, la primera Piedad está ubicada en la Basílica de San Pedro del Vaticano. Si en forma superficial, comparásemos estas dos obras, tal vez tendríamos la sensación de que la segunda Piedad está inacabada, pero si por un momento nos incorporamos en el sentir del artista, podemos observar que la Pietá de Milano expresa un sentimiento tan profundo que se transforma en esa energía que surge de la dualidad dolor/ amor, el hijo regresa a la madre y ellos se funden a la vez con el trozo de mármol del que surgen. Dice de la obra Georg Simmel, que ya no hay «ninguna materia contra la que el alma tenga que defenderse. El cuerpo ha renunciado a la lucha por su propio valor; los fenómenos carecen de cuerpo».
Existe una preocupación generalizada en cuanto a la falta de atención que hoy se vive del paciente per se, como individuo, a pesar de los avances de la ciencia, el corazón humano es el mismo. El médico no solo debe conocer las características biológicas de los pacientes pero también sus necesidades psicológicas, sociales y culturales que contribuyen al desarrollo o permanencia de su padecimiento.
Mas allá del conteo celular y del conocimiento de la carga viral, ¿qué significa el que un individuo se enferme?. ¿Cuál sería nuestra reacción al saber que existe un nuevo tratamiento que es capaz de mejorar las condiciones de salud de los pacientes, de reducir, el tiempo de recuperación postquirúrgica, de procedimientos innecesarios o costos ? o todavía mejor, imaginemos que dicho tratamiento disminuyera la sensación de aislamiento de nuestro paciente, que éste se sintiera con mayor confianza, más feliz, y todo ello, sin reacciones adversas. Estos beneficios (y muchos más) resultan de una serie de tratamientos médicos no farmacológicos que se ocupan de la unidad: mente/cuerpo
La espiritualidad es un concepto conocido por todos, pero no hay consenso para definirla. El concepto de espiritualidad puede comprender entre otras cosas, la creencia en un ser superior o la búsqueda de un sentido o de un propósito de nuestra existencia. Religiosidad y espiritualidad no son sinónimos, pero existe una amplia superposición entre ellos.
Al discutir sobre espiritualidad uno realmente se refiere a las diversas formas en las que el ser humano da sentido a sus vidas y de allí se desprenden los múltiples conceptos. Algunos perciben al ser humano en dos dimensiones, aquella que interactúa con el mundo exterior y la interna, que conecta con lo trascendental que puede ser un ser divino o sentimientos de amor y/o belleza. La mayoría de las personas coinciden en que nuestra dimensión externa tiene que ver con la justicia y la magnanimidad, mientras que nuestro fuero interno tiene que ver con la sinceridad. Estos principios se originan a partir de diferentes contextos, en la fe monoteísta el individuo actúa para conocer a un Dios, mientras que en las doctrinas Budistas se actúa de acuerdo con aquello que nos aleja del sufrimiento. Pero, a pesar de las diferentes creencias, el concepto de espiritualidad es similar en la mayoría de las personas.
El médico tiene como principal objetivo curar al paciente y en ello la relación que establece con los mismos es fundamental. El cuidado del paciente requiere de nutrir la fuerza interna que reside en cada uno de ellos, y ésta se ubica en la espiritualidad, misma que favorece a la conectividad y equilibrio del cuerpo, la mente y el espíritu.
El atender las dimensiones espirituales del paciente puede proporcionar al médico mayor cantidad de recursos para atender sus necesidades. El médico se educa a ser objetivo y a mantener por separado sus creencias, pero en la práctica cotidiana ello lo aplica también al paciente, de manera que se ignora una parte fundamental del mismo , su naturaleza interna, su espíritu, que puede incluso ser la parte central de su padecimiento y/o recuperación.
Las necesidades espirituales del paciente deberían formar parte de los programas académicos médicos. En la academia se presta poca atención a la espiritualidad, excepto en los textos de cuidados paliativos y los cursos o seminarios de ética a pesar de que las consideraciones espirituales de un paciente están directamente relacionadas con sus derechos y necesidades.
Médicos, psicólogos y psiquiatras deben de tener conocimientos en relación en cómo la religión y la cultura pueden influir en las necesidades del paciente. Sería de gran ayuda adaptar las terapias existentes con las perspectivas espirituales de los mismos. Por otro lado, los médicos deben conocer y respetar la vida espiritual de los pacientes y siempre mantener los tratamientos tomando en consideración lo anterior.
Se han formulado cuatro preguntas sencillas que los médicos podrían hacer a sus pacientes :
¿Es la fe (religión, espiritualidad), importante para usted?
¿Ha sido la fe importante en otras circunstancias de su vida?
¿tiene alguien con quien hablar de sus asuntos religiosos?
¿Le gustaría explorar sus asuntos espirituales o religiosos con alguien?
La medicina que se ocupa de la mente/cuerpo no está separada, tampoco es periférica al cuidado médico convencional, pero forma parte de un sistema integral.
El término ateo se aplica a las personas que niegan la existencia de Dios. Por su parte, el agnóstico se basa en el empirismo, por lo que afirma que el ser humano no posee la experiencia para probar la existencia o inexistencia de Dios, razón por la cual no puede negar la presencia de Dios, por la segunda afirmación declaro que mi reflexión es agnóstica.
Por último y volviendo a la segunda Piedad de Miguel Ángel, también llamada la Pietá de Rondanini, ésta obtuvo su último cincelazo, seis días antes de la muerte de este artista divino